araña parda

¿Qué son las arañas pardas o de rincón? ¿Son peligrosas?

Las arañas pardas, reclusas o de rincón son una especie con la que debemos llevar especial cuidado. ¿Dónde se crían? Sabemos que tienen una picadura venenosa pero, ¿son especialmente peligrosas? y, lo que es más importante, ¿qué debemos hacer si sufrimos una de sus picaduras?

Muchos podríamos pensar que España, destino turístico de la vieja Europa, paraíso mediterráneo por excelencia y lugar de descanso para millones de viajeros, no es el lugar más idóneo, geográficamente hablando, para encontrar peligrosas arañas que puedan hacer peligrar nuestra salud.

Sin embargo, cualquiera que de niño haya paseado por nuestros campos, habrá podido observar a nuestras tarántulas mediterráneas, escondidas en sus madrigueras terreras; también a grandes arañas de franjas negras y amarillas que tejen enormes redes en los matorrales o, incluso en alguna ocasión, una tímida viuda negra europea. Sin embargo, estas especies no suponen un peligro para la población más allá de alguna ocasional mordedura de efectos transitorios y relativamente leves.

¿Cómo son las arañas de rincón?

loxoceles

Hoy nos ocupa hablar de un género de arañas un tanto peculiar, pertenecientes a la Familia Sicariidae y vulgarmente conocidas como arañas pardas, reclusas o arañas de rincón. Dentro de esta familia, el género más representativo es Loxosceles sp., en el cual encontramos varias especies oriundas de Europa y del arco mediterráneo, incluyendo España. La residente habitual en este caso es Loxosceles rufescens, la araña reclusa europea o araña parda de rincón.

De tamaño medio, aspecto “poco peludo” a simple vista y de un color que va desde el crema al rojizo pasando por el pardo. Si la observamos detenidamente veremos que presenta seis ojos organizados en tres pares, unas patas relativamente largas en comparación con otras arañas y un dibujo oscuro en forma de violín sobre el cefalotórax (la zona que agrupa la cabeza y el tronco del animal) del cual toman otro nombre común este grupo de arañas: arañas violinistas.

¿Dónde se encuentran las arañas pardas? ¿Pueden estar en casa?

Aunque la lista de especies de arañas peninsulares es larga, no suelen merecer una mención especial por parte del personal de empresas de control de plagas. Pero, ¿por qué hablar de las arañas de rincón? ¿Qué tienen de especial? Sencilla y llanamente, su mordedura puede acarrear consecuencias graves, aunque no hay una incidencia muy elevada de casos en nuestro país y, afortunadamente, aquellos que se dan no revisten de extrema gravedad.

araña en dormitorio

¿Se trata de una especie agresiva que ataca al ser humano? Pues francamente no, de hecho se les conoce como arañas de rincón porque gustan de esconderse en lugares oscuros, esquinas, bajos de muebles y, en la naturaleza, debajo de las piedras. Lo que ocurre, por desgracia, es que nuestras viviendas son ecosistemas artificiales perfectos para ellas. Pensemos en cuántas esquinas tienen nuestros armarios, con sus cajones, cajas de zapatos o incluso dentro de éstos. También es habitual encontrarlas en platos de ducha y bañeras, entre los pliegues de la ropa o dentro de gorros o guantes, altillos, dobles techos, detrás de los electrodomésticos, en cajas de cartón, etc.

Mordedura de las arañas reclusas: accidental pero peligrosa

A diferencia de la creencia popular de que las arañas pican, esto no es cierto en absoluto. Sólo pican aquellos insectos o arácnidos que poseen aguijón. Las arañas, técnicamente hablando, muerden, y su mordedura es más o menos venenosa dependiendo de la especie. En la parte delantera de su cefalotórax, o prosoma, se sitúa la cabeza. De ella sobresalen dos estructuras: los pedipalpos (una especie de pequeñas patas cuya función es la de afinar el sentido del tacto de la araña) y los quelíceros (unos temibles colmillos cónicos y huecos, normalmente curvos, por donde circula el veneno).

Los quelíceros de las arañas, al igual que ocurre con el aguijón de los escorpiones, son inversamente proporcionales en tamaño a lo venenosa que resulte la especie. Es decir, arañas muy venenosas (pongamos como ejemplo las viudas negras) no necesitan unos quelíceros muy desarrollados, ya que sus presas quedan paralizadas en el acto por el efecto de su mordedura tóxica. Sin embargo, una araña poco venenosa, como es el caso de las tarántulas, presenta unos quelíceros de gran tamaño para aferrar fuertemente a sus presas. En el caso de las arañas de rincón, sus quelíceros no son especialmente prominentes, lo cual nos alerta del potencial peligro al que debemos hacer frente en caso de un encuentro accidental e indeseado.

¿Qué pasa si nos muerden? Síntomas y tratamiento

La mordedura de las arañas del género Loxosceles sp. causa unas lesiones que en medicina se engloban en un cuadro clínico bajo el nombre de loxoscelismo o aracnoidismo necrotizante. El loxoscelismo puede ser de dos tipos: cutáneo o cutáneo-visceral, siendo más grave el segundo.

El caso menos severo: loxoscelismo cutáneo

Cuando sufrimos de loxoscelismo cutáneo, el menos severo, los síntomas empiezan por prurito en la zona de la mordedura (picor y deseo de rascarse). En esta fase, y si nos fijamos atentamente, se pueden observar las mordeduras de la araña como dos pequeñas punzadas muy juntas.

Esta sensación en la piel pronto deriva en dolor intenso en la zona y posterior edema (hinchazón blanda en la piel por causa de acumulación de líquido). En otros casos de loxoscelismo cutáneo aparece necrosis localizada en lugar de edema, es decir, el tejido vivo de la piel muere a causa de la mordedura en una zona muy limitada. Dicho proceso necrótico empieza por un dolor extremadamente intenso tras 24-48 horas de la mordedura, con aparición de un aspecto violáceo con vesículas y ampollas que pueden contener sangre. Todo este proceso desemboca en la formación de gangrena seca, úlceras cutáneas o simples descamaciones en los casos más leves.

El caso más grave: loxoscelismo cutáneo-visceral

La forma cutáneo-visceral (representa menos del 20% de los casos mundiales) se caracteriza por una hemólisis masiva intravascular, caso mucho más grave que puede conllevar la muerte del paciente (hasta un 3% de mortalidad). Esto es debido a una toxina presente en el veneno de la araña, denominada esfingomielinasa, que tiene efectos citotóxicos, proteolíticos y hemolíticos, es decir: es capaz de destruir las células, desnaturalizar las proteínas y “romper” los distintos componentes de la sangre. Todo ello deriva en un cuadro clínico en el que aparecen hemoglobinuria y hematuria (hemoglobina y sangre en la orina), así como ictericia.

Otros síntomas asociados son malestar general, mialgias (dolores varios), fiebre local o general, náuseas y vómitos, pérdida de consciencia o coma en casos muy graves, etc. En ocasiones y fuera del ámbito médico, es realmente difícil, de no ser conscientes de la mordedura de la araña, detectar que se trata de un caso de loxoscelismo.

¿Qué debemos hacer si nos muerde una araña de rincón?

picadura araña parda

Para los casos de loxoscelismo cutáneo el tratamiento es sintomático: reposo, aplicación de frío en la zona afectada, analgésicos, antihistamínicos y antiinflamatorios corticoides, antibióticos y, en los casos cuya gravedad lo requiera, la administración de un fármaco denominado dapsona, el cual tiene numerosos efectos secundarios.

En los casos que derivan en necrosis, se requiere amputación quirúrgica del miembro o zona afectada, con posterior reconstrucción cutánea. Generalmente se trata de mordeduras producidas en dedos o manos o que afectan a una pequeña porción de la piel y se trata de los casos más graves de loxoscelismo registrados en nuestro país.

Cuando se trata de loxoscelismo cutáneo-visceral, es necesaria la aplicación de un suero anti-loxosceles, una solución de inmunoglobulinas purificada a partir de sangre de caballo que ha sido inyectado con veneno de araña. Este suero presenta muchos efectos adversos, entre ellos una posible reacción anafiláctica en las primeras 24 horas tras su administración, motivo por el que los pacientes deben permanecer en vigilancia continua en dicho periodo.

Dos parientes temibles que vienen del extranjero

<<De fuera vendrá quien de casa nos echará>>… así reza el dicho, y en este caso tiene bastante de cierto. Existen muchas especies de arañas de la familia Sicariidae, y ya sabemos que en Europa contamos con varias de ellas.

No obstante, y de tierras lejanas, más en concreto de América y África, hemos importado, gracias a la costumbre globalizadora del ser humano, a dos parientes indeseables de las arañas pardas europeas. Su veneno es mucho más potente y su aspecto las hace confundirse con facilidad con sus primas autóctonas. Se trata de Loxosceles laeta y L. reclusa. La primera es la principal causante de los casos de loxoscelismo en Chile, algunos de los cuales son del tipo cutáneo-visceral.

arañas que viajan

¿Que cómo han llegado aquí? Pues de una manera sencilla y muy cómoda: en barco. Todos sabemos que en nuestros puertos internacionales todos los días se cargan y descargan miles de contenedores procedentes de numerosos países.

Pues esta es, ha sido y será la vía de entrada preferida de muchas plagas y especies foráneas a las que no les gusta pasar por la aduana. De esta forma han ido llegando a numerosos puertos y, poco a poco y sin ninguna prisa, han ido colonizando nuestras ciudades y hogares. En apariencia es muy difícil distinguirlas de sus primas europeas. En cualquier caso, sus costumbres son similares, por no decir idénticas. No es necesario determinarlas para saber que tenemos arañas de rincón en casa y que, potencialmente, representan ciertos riesgos.

¿Debemos tener miedo a las arañas de rincón y a sus parientes?

Lo primero que debemos pensar es que seguramente llevemos años, si no toda nuestra vida, conviviendo con estas arañas (al menos con las autóctonas). ¿Seguimos vivos, no? Bien, pues quedémonos con ese pensamiento positivo. Muchos lectores ni siquiera habrían oído hablar de casos de loxoscelismo antes de leer estas líneas… ¿qué quiere decir eso? Pues que lejos de tener que ser un motivo más de preocupación en nuestra vida cotidiana, debemos asumir su presencia de la forma más natural posible.

En los hospitales españoles no abundan los casos graves por mordedura de estas arañas. Hay peligros mucho más serios en nuestras ciudades, como por ejemplo el tráfico. No obstante sería ingenuo pensar que no podemos ni debemos tomar medidas para evitar uno de esos encuentros accidentales.

¿Qué medidas puedo tomar para no tener arañas pardas en nuestro hogar?

Curiosamente, los técnicos que trabajan en el control de plagas domésticas, como es el caso de las cucarachas, han comprobado un hecho cuando menos curioso. Para el monitoreo de cucarachas en viviendas y otras infraestructuras, es habitual utilizar trampas de feromonas.

Dichos dispositivos consisten, generalmente, en una caja plana de plástico o cartón, que en su interior tiene unas bandas adhesivas impregnadas con feromonas que atraen a las cucarachas. Estas trampas suelen ponerse en lugares oscuros, bajo muebles y en esquinas… los lugares que habitualmente frecuentan estas arañas.

Cuando se hacen las revisiones de estas viviendas se suelen encontrar, en la mayoría de los casos, arañas de rincón atrapadas en las bandas adhesivas. Indirectamente el uso de estos dispositivos sirve de manera eficaz para reducir el número de arañas de rincón en nuestras viviendas. Normalmente sólo aparecen una o pocas arañas por trampa, pero debemos pensar que no se trata de animales gregarios que vivan en grandes grupos, sino más bien de animales solitarios que llegan a depredar incluso a algunos de sus congéneres.

Colocando al menos una de estas trampas por estancia, podemos reducir drásticamente el número de arañas reclusas de nuestra vivienda y así disminuir la probabilidad de uno de esos encuentros indeseados con mordedura incluida.

Otras medidas al alcance de la mayoría, pasan por una empresa profesional de control de plagas que pueda ejecutar en nuestro domicilio un tratamiento con alta persistencia, mediante pulverización de microencapsulados formulados con piretroides (principales sustancias en el control de insectos y otros artrópodos) o aplicación de lacas insecticidas de larga duración en esquineras, detrás de los muebles, rodapiés, etc.

En resumidas cuentas, ya sabemos un poco más de esas pequeñas vecinas, algunas de las cuales son viejas conocidas y otras peligrosas y nuevas inquilinas. Sin embargo no deben obsesionarnos ni preocuparnos en exceso, aunque como hemos visto, podemos tomar sencillas y efectivas medidas para el control de sus poblaciones dentro de nuestras casas. De esta forma, seguramente abriremos los armarios y nos pondremos los zapatos mucho más tranquilos.

Artículo escrito por Isaac García, licenciado en Biología

Imagenes: Dropus, Philipe de Liz Pereira, Sebiwi

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